Mindfulness

MINDFULNESS:

Seguro que en algún momento habéis oído o visto esta palabra algo rara que parece que está… ¿de moda? Si consideráis “moda” como aquello que se viene usando en el ámbito clínico desde hace más de treinta años y que tiene como referente la clásica meditación budista, sí, el mindfulness es como una camisa blanca en un armario.

Pero, ¿y en qué consiste? Su objetivo es implementar una actitud de aceptación para atender el aquí y ahora como única entrada de estímulos, como única vivencia, sin distracciones emocionales, cognitivas o físicas, aceptando serenos y curiosos lo que está ocurriendo. Seguro que alguna vez te has visto saltando de un pensamiento a otro sin orden ni sentido. El mindfulness nos permitirá ser conscientes de los contenidos de nuestra mente en cada momento y aumentará la capacidad de concentración y orientación de la misma, aportando serenidad mental.

Contagiados por el frenético ritmo del día a día e impulsados a organizar, prever y saber todo, nuestros procesos cognitivos (pensamientos, juicios, atribuciones…), ya casi no nos dejan hacer las cosas sin tener que pensar. Parece que siempre tenemos un filtro mental que no nos permite vivir las experiencias como si éstas nunca antes hubieran ocurrido. Siempre está ese pensamiento que te juzga, esa emoción que te retrae, ese recuerdo que te entristece o esa expectativa que te hace dudar… Esta herramienta psicológica, retiraría ese filtro, y simplemente observaríamos y estaríamos abiertos a ver la realidad sin tanto “ruido mental”.

Requiere una buena enseñanza, ya que no es lo mismo pensar en este momento, que estar en el presente. Sus beneficios son muchos: fomenta el autoconocimiento y autocontrol, hace que no nos precipitemos inmediatamente en una reacción automática, que no caigamos en automatismos que el ritmo del día a día a veces nos impulsa a cumplir, disminuye pensamientos que nos anclan al pasado o al futuro sin dejarnos avanzar, alivia síntomas de dolor, mejora problemas de insomnio, favorece el manejo emocional, disminuye síntomas de estrés (baja la secreción de cortisol, hormona del estrés) y nos enseña a “soltar”, a permitirnos soltar aquellos procesos que queremos manipular constantemente o que creemos poder y deber controlar. Y sobre todo, queremos que el estado que puedes alcanzar no sea algo que solo utilices de manera concreta o puntual; lo que deseamos es que se convierta en un rasgo permanente de tu personalidad y te ayude a promocionar una vida más calmada y segura.

Estamos hartos de ese juez interior que todo lo sabe, que todo debe hacer, que a todo debe de llegar. Atrévete a abrir tu mente, a volver a hacer las cosas como si fuera la primera vez, a fomentar tu lado sensorial, redescubrir tus actividades y experiencias y que no te quedes estancado en pensamientos, vivencias o emociones que disminuyen tu bienestar psicológico.

Sara Llamas Martínez. Psicóloga Sanitaria.